TINTA.



 Que rareza eso de que en mi mesilla de noche siempre haya un bolígrafo esperándome como una arma de defensa nocturna. La escritura es una locura incontrolable, hay que estar precavido. Escribir no significa ser inteligente, sino sentir las palabras, desempolvarlas. Hay algún sitio por ahí que no vemos en las que se quedan, yo digo que es cuando las personas deciden hablar y cortan al callarse. Eso es dolorido y un crimen contra los hablante. 

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